12 abril 2007

SUJETOS

Superado el bache del otro día, en el que me regodee en mi mísera miseria, en mi suerte esquiva y en los inmensos defectos que inundan mi ser, me recupero tal cual y vuelvo a la carga. Lo bueno de ser un géminis de catálogo como yo (para más información pinchar aquí) es que las penas me duran lo justo, siento muy intensamente pero en poco tiempo, algo que me parece de lo más sano para seguir viviendo con un estudiado optimismo el día a día. La causa de mi desgracia de esta semana es que he creído descifrar que J tiene algo más que amistad con su compañero de vacaciones. Deduje estos hechos leyendo un par de comentarios en sus respectivos fotologs. Por primera vez vi la foto de mi enemigo, un dibujante alto, con aire de new bohemio, atractivo y espigado. Como mi historia con el pez gato está rodeada de casualidades, la gota que colmó el vaso fue que tras este descubrimiento y con una mezcla de indignación dramática decidí irme a airearme un poco para sacarmelo de la cabeza. ¿Cuántos millones de habitantes tiene Madrid? ¿Qué creen ustedes que fue lo primero que vi al salir a la calle? Pues al romance de J. Como lo leen. Allí estaba frente a mi en una presentación de una de las galerias de arte que rodean mi casa.
24 horas de autocompasión y drama y unos cojones como los del toro de Osborne para decidir que vuelvo a ser un gilipollas chulo y prepotente aunque le joda a los mayores cursis de la bloggosfera, que sienten la necesidad de librar al mundo de tales males. Dos sujetos son las primeras víctimas de este retorno a mi actitud vital más satisfactoria.
SUJETO 1
Moreno, 30 años, 172 cm, 65 kilos de pura fibra, no muy guapo pero simpático y chispeante, con un humor inteligente. Fallo: es una caricatura.
Quedé con él hace un par de semanas, buscaba un novio y por msn me pareció divertido y listo. Mi primera impresión fue pensar "éste tiene un polvo pero nada más, así que me tomo un par de cañas y me lo llevo a la cama". Y así fue, al salir del bar lo estrellé contra una pared en la calle y me lo comí. De ahí a mi habitación pasaron 15 minutos. Un buen polvo, un rato de charla y al cerrar la puerta tras él supe que no le quería volver a ver. Al día siguiente me dijo que no me veía como novio a lo que yo respondí con un silencioso suspiro de alivio. Sin embargo, hoy me ha hecho ciertas proposiciones que van encaminadas a ese fin porque decirle a alguien que no te quiere de follamigo porque le pareces interesante para algo más, ¿qué es si no?
SUJETO 2
Castaño, 28 años, 180 cm, 80 kilos. Un pasivo con aire de hetero, agradable y con conversación. Fallo: no me convence físicamente.
Lo conocí hace una año a través de un amigo. A mis oídos llegó que le gustaba en aquel momento pero las circunstancias impidieron el contacto. Recien llegado de Barcelona, el sábado por la noche, decidí que me apetecía salir y tiré de mi agenda de amigos que no estaban fuera de puente. Aquel que nos presentó estaba de marcha con este chico así que me fui a su encuentro. Sus miradas dejaban claro que quería llevarme al huerto y así debieron percibirlo los demás cuando hicieron mutis por el foro. 5 segundos de conversación y mi lengua ya estaba en su boca. Acabamos en su duplex follando sin parar durante dos horas. Al día siguiente apareció por mi msn y dos días después me propuso volver a quedar. Mi respuesta, un simple estoy cansado y no me apetece.
El amor se ha empeñado en llamar a mi puerta dos veces desde que estoy solo y, ambas dos, los resultados han sido más que decepcionantes, así que por ahora le van a dar por culo.

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06 marzo 2007

PIEL DE LOBO

Hoy tengo el día tonto, mira tu por dónde. A lo mejor es porque después de unos días de sol inmenso en mi primera jornada libre ha amanecido nublado. O a lo mejor es porque tengo la lavadora rota y las ruedas del coche gastadas. Quizás porque hoy me siento feo. Es probable que la causa sea que echo de menos a mi oráculo personal que está en el mar decidiendo qué camino tomar. Puede que sea porque alguna ilusión se me ha roto o porque prevea que las futuras también se me van a romper. Aunque a estas alturas de la película ya debería tener claro que cuanto menos te ilusiones más felicidad descubrirás en el día a día.
Alguien me ha dicho hace un momento, que de adultos es igual que de pequeños, que cuando dos críos se pelean, el que llora, automáticamente es el bueno independientemente de quien sea el culpable de los hechos. Y va a ser que tiene razón. No lloro mucho, normalmente en situaciones difíciles se me agarra un nudo en el estómago que parece que bloquea mis lágrimas. No me gusta que los demás sepan que lo estoy pasando mal, prefiero ofrecer lo mejor de mi, dar luz y no oscuridad. Supongo que eso me hace parecer insensible a ojos ajenos y supongo que eso hace que la gente de por hecho que soy el malo de la película por norma.
Hoy me he despertado cansado de ese rol, uno también tiene su corazón y a veces se sobrecarga con la presión. Leer o escuchar entre líneas no es fácil, lo asumo. Lo que sí que es fácil es dar por hecho, en función del personaje que te ha tocado representar, que pase lo que pase y sin saber las distintas versiones de los hechos, sólo uno es el perverso, el lobo que devora y se relame del gusto, dejando sólo los huesos. Sé que clasificar es algo cómodo, no juzgo a nadie por ello, pero a veces hay que saltarse ese paso y ver un poco más allá, que no llores por los rincones no quiere decir que no estés hecho una mierda. Todo el mundo corre con vendas y agua oxigenada a curar las heridas de la víctima porque confunden sus lágrimas con sangre pero como tu hemorragia es interna, asumen que sólo tú eres el culpable. Si de paso pueden sacar tajada de ello, mejor que mejor, las enfermeras tienen su precio y mientras que a uno le ponen tiritas al otro le meten el dedo en la llaga, a veces es la mejor forma de eliminar la competencia. Por otro lado están las falsas pitonisas que advierten, con su disfraz de abuelita y con un brillo en sus afilados colmillos, a las pobres e indefensas caperucitas de los peligros del malvado lobo feroz, cuando su único propósito es hincar el diente aprovechando el temor que causan en ellas, sin saber que de inocentes no tienen nada.
Por una vez y sin que sirva de precedente, me autocompadezco, espero que no se vuelva a repetir, prefiero tener piel de lobo que serlo, aún a riesgo de que los demás no sepan quitarme el disfraz y sólo ver falsos corderos.

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11 febrero 2007

AUTOCOMPASION

"Qué triste soy, qué pena doy". Éste es el lema que parece acompañar a muchos. La autocompasión se ceba con ellos, los maltrata, los lleva por caminos desolados. Un ombligo en constante observación del que salen sin parar pelotillas negras y sucias fabricadas por un ego torcido, que convierten días en potencia soleados en lluvias torrenciales.
Miran su vida en un espejo roto y se quejan por verse deformes, sin darse cuenta de que la realidad no es el reflejo en un trozo de cristal en el que se ve un yo desfragmentado. "No me gusta como soy, no soporto lo que soy". Es más fácil hablar que ponerse en movimiento para cambiar lo indeseado. ¿O quizás sea que se le ha cogido gusto al lloriqueo, a la lágrima fácil y a la búsqueda de protagonismo basado en la lástima ajena?
Todos tenemos derecho a una pequeña dósis de autocompasión justificada, pero sólo en el caso de que sea terapeútica como lo sería un fin de semana en un balneario, masajeado por unas manos firmes que te hacen daño entre lodos revitalizantes. Pero todo tiene un límite...
Aunque no lo crean la autocompasión aburre, cansa y exaspera a los demás cuando se perpetúa en el tiempo. Y aquellos que muestran lástima, normalmente con palabras bañadas en merengue envenenado, en lugar de salir corriendo ante tanto lagrimeo absurdo, no están más que manifestando una hipocresía incapaz de mostrar el asco que siente.
Todos tenemos penas, todos tenemos defectos, todos tenemos problemas y todos hemos tenido que superar escollos en nuestro camino más o menos dolorosos. Perdona que te diga, que lo que te pasa es una gilipollez, que no merece mi tiempo, que ya pasé antes por eso y en lugar de ponerme en una tribuna con un altavoz a pregonarlo, decidí superarlo y encarar mi presente con una sonrisa. A nadie le interesan las penas que cuentas, ni las lágrimas que viertes porque todos hemos llorado alguna vez y de tus ojos no salen diamantes que merezcan estar en un museo. La vida está ahí fuera, si no quieres vivirla escóndete en un lugar cerrado y tira la llave o búscate falsos oídos cuyo único interés sea creerse importantes basándose en su mentiroso altruismo.
Cuando caiga un día en ese pozo, despistado en un tropiezo, espero que aquel que se haga llamar mi amigo, me tire una cuerda y me pegue fuerte con la realidad en la cara, mostrándome que autoflagelarme sólo conduce a la infelicidad permanente. Aquel que no aprende a reirse de sí mismo, a quitarle la importancia a su drama y convertirlo en comedia, está perdido.
Nota: A pesar de que la manera en que el post está escrito pueda llevar a pensar que está dirigido a alguien en concreto, quiero dejar claro que es una visión general que no está basada en ninguna persona con nombre y apellidos, si alguien se da por aludido sus motivos tendrá...

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