14 octubre 2008

No hay comienzos de película

Lucía se acerca a Lorenzo, le dice que tiene que hablar con él. Lorenzo se queda anonadado mirando a Lucía, ella le dice que ha leído su libro y que desde ese momento no se lo ha podido sacar de dentro, que la ha tomado presa y que sin quererlo se ha enamorado de él. Ella teme que la tome por loca pero Lorenzo en un arrebato de locura cuerda le agarra de la mano y se la lleva. Follan por la mañana, por la tarde, por la noche, bailando, haciendo fotos, en la calle, en la cama... Este es el comienzo de una de mis historias de amor preferidas, pocas veces he visto una forma de declararse a alguien tan sincera, tan directa y tan cuerda, expresar el amor real sin quebraderos de cabeza, sin por qués, sin dudas... porque el amor es así, irracional.
Hoy he coincidido con mi amor platónico, le sigo la pista desde la distancia desde hace dos años, me lo he cruzado por la calle mil veces y he coincidido con él en varias fiestas. Y así, de golpe, como Lucía hizo con Lorenzo, se lo he confesado todo de golpe... Poco tenía que perder porque se va a vivir fuera, sólo un poco de autoestima y como últimamente no está en su mejor momento, un poco menos tampoco se nota demasiado. Él podría pensar que estoy loco o que estoy usando una forma original de intentar llevarmelo al huerto, cuando lo que me apetece es sentarme a tomar un café y escuchar su voz, mirar de cerca sus gestos y contarle mil cosas... Pero todo ha acabado con un buenas noches, sin más, como era de suponer... con la decepción que provocan las esperanzas que depositas en las cosas que ya de entrada sabes que no van a suceder pero que te niegas a aceptar. No todo tiene comienzo de película y el otoño va a ser demasiado largo.