HISTORIA CON FINAL ( II Parte)
Sexo, dudas y...
La primera impresión de M al ver a C, fue que era más pequeño de lo que había imaginado. Durante el chateo habían concluido que tenían las mismas medidas, pero a la hora de la verdad, C le pareció muy poquita cosa, eso sí, era igual de guapo que en las fotos. Se dieron dos besos y M entró en su casa. Estaba algo mojado porque fuera llovía y se quejó del frío que hacía, a lo que C respondió agarrándole por la cintura y dándole un beso en el cuello. Cualquier persona normal habría entendido ese gesto como algo más que una insinuación y M era muy normal, así que se giró e intentó besarle en la boca. C respondió con un gesto a lo cobra, que descolocó a M, y dijo "¿tú a qué crees que has venido?, es tarde así que vamos a dormir". En un primer momento M se quedó perplejo pero después le pareció comprender que C estaba jugando y como a él nadie le ganaba a buen jugador, decidió seguirle el rollo.
C lo guió hasta el dormitorio por un largo pasillo del típico piso de familia con 3 hijos, casualidades de la vida sobre la cama, la funda del nórdico era igual que la que M tenía en su casa, algo que éste interpretó como una señal. C se metió en la cama y le hizo un gesto a su contrincante para que le acompañara. M, picarón, le dijo que se tenía que quitar los pantalones porque los tenía mojados, C asintió con la cabeza y observó como se desprendía de ellos sin parpadear. M estaba empalmado y se le salía la polla por uno de los lados del slip.
Una vez metidos en la cama, C dio las buenas noches y se dispuso a dormir. M no daba crédito a lo que estaba pasando. C se giró, le miró y le preguntó "¿estás raro, te pasa algo?, a lo que M respondió "teniendo en cuenta que estoy en casa de un desconocido y en una cama que no es la mía comprenderás que sí". C sonrío y besó a M, éste deslizó la mano por el vientre de C, que era muy velludo pero tenía el cuerpo depilado de hacía varios días, lo que provocaba un efecto barba que le puso muy cachondo. M y C se tocaron, se lamieron y se comieron las pollas. M giró a C y fue recorriendo su espalda con la lengua hasta llegar a un culo perfecto, ni muy blando ni muy duro, le separó las nalgas y le introdujo la lengua en el ano. C gemía de placer y agarraba con fuerza una mano de su amante que se metió en la boca para succionar sus dedos. Con la otra mano, M apretaba el culo de C, que comenzó a mover la pelvis para que su contrario le penetrara más profundo con la lengua. M se tumbó boca arriba en la cama, C le miró de forma extraña, le dijo “vamos a dormir” y apagó la luz. Los dos se tumbaron, se arroparon y pasados un par de minutos, C agarró la polla de M y comenzó a masturbarle a lo que éste respondió impregnando de saliva sus manos para introducir dos de sus dedos en el culo y agarrar la polla de C. Después de unos minutos de jadeos, C encendió la luz y le preguntó a M “¿quieres follarme, no? y éste respondió “por supuesto”. C se levantó de la cama, M observó su pequeño pero perfecto cuerpo desnudo en movimiento salir de la habitación.
Volvió con un condón en la mano y sin mediar palabra, se lo puso en un solo movimiento y se sentó encima. Al principio le dolió pero poco a poco la polla de M se fue ajustando a su cavidad. Se giraron, C levantó sus piernas y las puso en los hombros de M y éste le penetró tan profundo como pudo con un ritmo perfecto mientras C se masturbaba hasta correrse. M se retiró y se quitó el condón sin haber eyaculado pero le dio igual, ver el gesto de su oponente había sido suficiente. Ambos se quedaron quietos y callados. Pero M notaba algo extraño.
M: ¿Quieres que me quede o que me vaya?
C: Haz lo que te apetezca…
M: A mi me apetece quedarme, pero es tu casa, así que tú decides…
C: Chico, relájate, ¿no?
M entendió esas palabras como un “quédate”. Así que cerró los ojos y se relajó. Pero notó algo y se giró para mirar a C, que le estaba observando con los ojos muy abiertos.
M: (sonriendo) ¿Pasa algo?
C: Es que…
M: ¿Es que qué…?
C: No sé…
M: Esperas algo de mi…
C: Pues supongo que lo que espera todo el mundo, algo de cariño…
M sonrió e intentó abrazar a C pero éste se opuso de forma algo violenta, así que M no entendía nada de nada, estaba completamente perplejo.
M: ¿Se puede saber qué pasa?
C: nada
M: mira, mejor me voy.
C se quedó quieto y serio, viendo como M se vestía. Cuando ya tenía el abrigo puesto:
M: no pasa nada, no soy lo que te esperabas, me marcho y ya está.
C: si no es eso…
M: ¿entonces qué es?
C: pues que no sé estar con alguien así…
Entonces C abrazó a M, que sonrió ante la fingida ingenuidad del muchacho. Los dos se sentaron en la cama y se besaron. M, que tenía el abrigo puesto, estaba incómodo:
M: pues tú dirás si me quito el abrigo que me molesta…
C: será mejor que te vayas…
M: ¿qué?
C: que te vayas.
M se levantó furioso de la cama, agarró su bolsa y se dirigió a la puerta con ansia asesina. Se despidieron con un frío beso y se marchó. Bajó con furia hasta su coche, se subió en él sin entender nada. Arrancó y salió de aquel inhóspito lugar. Llovía con fuerza, su cabeza daba vueltas intentando entender lo sucedido para saciar la frustración que causa la incomprensión. La música de Goldfrapp sonaba con fuerza y al dar una curva, en un tramo en obras, pilló un charco, las ruedas del coche gastadas hicieron que perdiera el control. Una hora más tarde, C abrió una ventana en el msn de M, que seguía conectado, para darle una explicación y como éste no contestó comprendió que su historia tenía un final.
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