FIN DE SEMANA HORRIBILIS

Parece que este fin de semana los astros se han confabulado en mi contra. No me dio por leer el horóscopo pero si así hubiese sido tras Géminis probablemente habría encontrado algo parecido a "alerta: ni salga de casa, ni le coja el teléfono a nadie, ni nada de nada, la catástrofe está a la vuelta de la esquina".

El viernes fue un día de broncas. Con quienes y por qué no viene a cuento, por una vez esto va a quedar en la privacidad de los participantes. Fueron dos discusiones de esas que provocan que te salte un click en el cerebro que te obliga a replantearte las relaciones con esas personas y hacer que de ese momento en adelante las cosas sean diferentes.

El sábado fue día de resaca, me había acostado a las 9 de la mañana después de beberme todo el líquido que mi hígado y mi vejiga podían soportar. Después de comer, charlé un rato con mi ciberamigo favorito, hice la maleta y emprendí mi regreso a Madrid. Cuatro horitas de coche que me dieron mucho de sí pàra reflexionar sobre mi papel en mis relaciones. Y tras llegar a casa y abrir las ventanas para ventilarla me fui raudo a encender el ordenador y... ¡oh! ¡ah! ¡¿qué pasa?! ¡ LA OSCURIDAD SE CIERNE SOBRE MI! no me podía conectar a internet! ¡¿POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ?!

Esa misma noche tenía que currar, una compañera me había pedido que la cubriese y yo había accedido elegantemente. Decidí no estar para nadie, no tenía cuerpo después de tanta tragedia.

Al llegar a casa intenté de nuevo conectarme y nada. Así que llamé a Wanadoo y una señorita muy amable me ayudó a hacer unas comprobaciones. Como parecía que aquello no tenía salida puso en marcha una incidencia que según ella se habría solucionado en 48 horas.

Por la tarde tuve una crisis muy fuerte. Cuatro horas de conversación telefónica que me dejaron los ojos como patatas y un dolor de cabeza que me acompañó durante toda mi jornada laboral del turno de noche. NO lloraba tanto desde el sorteo de la lotería de navidad. Odio llorar, no me gusta ni para desahogarme.

Mañana se cumplen las 48 horas, yo sigo sin conexión y mi vida parece que está paralizada, dios mío ¿en qué ocupaba yo mis horas muertas antes de que existiese internet?. Como antes de las 3 de la tarde no tenga noticias suyas prometo llamarles por teléfono y sacar a la Moranca que llevo dentro, que ¡no tengo el coño pa ruidos y me están tocando la pepitilla del coño, hombre ya!