RESENTIDO

Hace poco tiempo, uno de los bloggers con los que tengo más relación, me comentó que cuando se me va conociendo voy ganando porque la imagen que tenía de mi a través de mi blog era la de alguien un poco resentido con el mundo. En principio me quedé un poco helado pero cuando empecé a repasar las hojas de mi particular diario comprobé que había algo de verdad en ese comentario.

El viernes hubo cena bloggera en Madrid, la segunda en mi caso. Cuando posteé sobre la primera reunión hablé de como la imagen real de cada uno de los asistentes comenzaba a borrar la imagen ficticia que yo me había creado a partir de las pistas que pespunteaban en sus respectivos blogs. De repente, todos ellos me parecieron muy familiares, como si los conociese de hace tiempo, me sentí cómodo, me lo pasé muy bien y no tuve reparos a la hora de mostrarme tal cual soy. Por ello ahora le voy a dar la vuelta a la tortilla y mis dudas son a cerca de la imagen que ellos puedan tener de mi, de la que tenían a partir de mi blog y de la mueva que se va creando a raiz de conocer a la persona que hay detrás en carne y hueso.

Borde, creído, altivo, prepotente, irónico, despreciativo... Éstos son algunos de los calificativos que se me han adjudicado en otros momentos cuando por azar de la vida me he introducido en nuevos grupos. He de decir, que con el paso del tiempo, todos ellos van mutando a adjetivos mucho más bellos, pero la primera impresión era esa. Hoy he pensado que quizás todo se debe a ese resentimiento del cual yo no era consciente pero que he descubierto que es cierto que está ahí rondándome por las sombras de mi cerebro. Por ello es posible que al principio de mis relaciones con otras personas saque mi escudo y mi armamento pesado para situarme en mis posiciones y marcar la pauta, demostrar que conmigo no se juega y que para llegar a mi hace falta atravesar el muro que construyo delante de mi figura. Aquellos que lo consiguen probablemente se queden a mi lado para toda la vida, los que se quedan en esa primera imagen y no se esfuerzan por ir más allá serán descartados.

Está claro que uno no puede controlar la imagen que los demás tienen de él y que probablemente de una forma inconsciente está contribuyendo a fomentar. El viernes sentí que no estaba sacando los dardos y me sentí libre con todos estos conocidos desconocidos. Espero que esto sea una prueba para mi de que ese resentimiento, fruto probablemente de mi infancia y mi adolescencia, está remitiendo, porque quiero que a partir de ahora los demás vean lo que hay detrás de mi sin someterles a una ginkana previa y después de decir hola al que no le guste lo que ve que no mire.

*NOTA: Las chicas de Mujeres al Blog me han dedicado uno de sus posts, Don't Touch!, así que les quiero dar las gracias por tan especial homenaje, en concreto a Thalatta y a Cobre. Un beso chicas.