AMOR versus RAZÓN

Parece mentira, ayer mi problema era si invitar a mi ex al cumpleaños y hoy se produce un nuevo giro en mi vida que aparca ese tema por completo, lo hace insignificante.

De casi todos es conocida mi relación con el niño judio, con Ricardo, con El Jinete del Resplandor. Un muchachito valenciano que me devolvió muchas de las cosas que había perdido por el camino. Algo despistado, algo mentiroso, valiente y muy guapo.

Lo conocí a través de Internet cuando ya creía que nunca encontraría a nadie que viese más allá de sus narices. Él vive en Valencia y un día se aventuró a visitarme a Madrid. Un viaje de ida y vuelta pero sin red. Los besos llegaron la primera noche y el amor, por lo menos por mi parte, el segundo día. Siempre recordaré aquellos momentos como 5 días de felicidad completa, de olvido total de lo negativo, de pensar que un mundo se estaba creando para nosotros dos. Cuando se fue estuve llorando un día entero, tener la sensación de haber encontrado a esa persona que encaja contigo, con la que te entiendes y con la que te ríes, que sabe tratar tus prontos, que tiene tu altura intelectual a pesar de sus 20 años y ver como se marcha su autobús con la incertidumbre de lo que pueda pasar en un futuro, era algo que no estaba dentro de mis planes y que en ese momento se me planteó como lo más duro que me podía pasar. Tanto tiempo esperándolo y se iba delante de mis narices con la impotencia de no poder hacer nada por remediarlo.

Al parecer todo fue algo mutuo, decidimos mantener la relación en la distancia, querernos aunque fuese por teléfono y algunas visitas cada quince días en ese momento parecían suficiente, realmente no lo eran pero cuando uno quiere sabe convencerse a sí mismo. Él vino, yo fui, él conoció a mis amigos, yo conocí a los suyos, incluso visitamos Córdoba juntos, y como siempre cuando estoy con él todo lo demás me da igual.

Hace un par de semanas pasó 11 días conmigo en nuestro reducto del barrio de las letras de Madrid. Parece mucho tiempo cuando lo tienes por delante pero cuando estás contento las horas pasan demasiado rápido y los segundos se te antojan escasos. Cuando nos quisimos dar cuenta había llegado el momento de su partida. Otra vez vuelta al kleenex, otra vez vuelta a su ausencia.

Y la ausencia cada vez es mayor, empiezo a llevar la distancia algo mal, lo necesito a mi lado pero él tiene una vida en Valencia y yo otra en Madrid. No quiero que deje su mundo por mi y que si luego las cosas salen mal todo se vuelva rencor y reproches. La incertidumbre de no saber cuando voy a volver a verle me está agotando la paciencia. Yo ya he pasado por una relación a distancia y sé que hay un momento en que a uno de los dos se le olvida que el otro existe, se acostumbra a una vida sin él y un día de repente lo considera prescindible. Yo no quiero que esto nos pase a ninguno de los dos.

Hoy el olvido del móvil nos ha llevado a plantearnos una ruptura. la razón me dice una cosa, el corazón otra, no sé qué escuchar, qué hacer. Yo estoy enamorado, de hecho es la primera vez que tengo la sensación de haber encontrado a una persona perfecta para mi, pero como ha dicho él, no se trata de hacer lo que se quiere sino lo que se cree que es lo mejor. A mi me queda una noche de trabajo por delante, reflexiones de todo tipo y en todas las direcciones se me van a pasar por la cabeza, supongo que a él en su cama le pasará lo mismo.

Tomemos la decisión que tomemos, sé que te quiero.