EL VIENTO A FAVOR
Nunca tiré la toalla y espero no llegar a tirarla nunca. Supongo que lo de ser guerrero se lleva en los genes, no lo tengo muy claro pero en el fondo no me importa de dónde viene esa fuerza que hace que cuando las cosas ya no pueden ir peor uno saque la cabeza como puede luchando contra el plomo que atado a tus tobillos tira hacia el fondo del lago de la desidia. He comprobado que con los años me voy debilitando poco a poco, le quito cada vez más la importancia a casi todo pero a la vez los grandes temas se me hacen cada vez más difíciles. Esa tendencia a la falsa cobardía me viene de familia, mi madre siempre la ha ejercitado, los obstacúlos se nos hacen insondables en principio pero los sorteamos con nota cuando no queda más remedio que arrojarse a ellos.
Nunca me gustó mucho Bunbury, pero mi amiga Reina era fan del ex de Héroes del Silencio. Cada vez que pisábamos su apartamento de la calle Bravo Murillo nos recibía con el cantante de fondo emocionada haciendo su particular karaoke. Reina se fue a ver mundo y para acordarme de ella decidí comprarme ese disco que tanto había oído en aquellos días de pobreza integral y aceptación de la muerte de los sueños adolescentes. En uno de mis trayectos en coche por las calles de la gran ciudad me fijé en esta canción, y me engulló. Expresaba a la perfección todo lo que en aquel momento se me estaba pasando por la cabeza y no sabía sacar a la luz. Desde entonces la tengo como un himno que me recuerda que cuando uno entra en la espiral de la ansiedad, cuando los problemas se concatenan, cuando mires a donde mires nada parece tener solución hay que hacer un último esfuerzo porque más tarde o más temprano el viento sopla a favor. Y dejarse llevar por ese aire liberador que te empuja hacia una nueva situación es muy placentero sobre todo si tú lo has puesto antes todo de tu parte. Todas las ruinas, todos los escombros se transforman en polvo que se marcha barrido por ese viento primaveral que te empuja a construir desde cero lo que quieras, porque tienes toda la vida por delante para disfrutarlo.
6 Comments:
Yo también recibí la herencia materna de los miedos, pero al tiempo la de la valentía para salir adelante a pesar de las dificultades.
Probablemente el alto número de ellas a lo largo de su vida fueron las que motivaron esos miedos.
Con el tiempo, he aprendido a relativizarlo todo.
El peor miedo que tenía era a que ya no estuviera mi madre. Y ya ha sucedido.
Ella marchó, el miedo se hizo realidad. Y pasados los meses... te das cuenta que es un miedo que no volverás a tener mas.
Las cenizas al viento.
Los recuerdos a la almohada.
La esencia la llevo dentro.
Si superas eso, superas cualquier cosa.
Se valiente.
Senyoret, creo que esta vez te has superado.
O tal vez sea que, aparte de la grandeza de lo que cuentas, me pilla muy oportuno, inyección de lo que sea que me venía haciendo falta.
Además, no me gusta Bunbury, pero esta canción es tremenda, me estimula, lo que aún aumenta el efecto de tu post.
Me gusta lo que dices.
Un beset.
Besos, y
A mí me pasa lo mismo con esta canción. Es de esas que nunca vienen mal oirlas. Y más cuando estás de bajón.
Grande Bunbury
Tpoco me apasiona Bunbury... pero en algunas canciones... tiene su punto. Pozí.
Anímate q estos días pareces un poco...
Y es la época perfecta para sentir el viento primaveral llevándose todas esas cosas, ¿verdad?
Hay que decir adios con la mano.
Bunbury, dejando la imagen que da, es un crack que requiere un poco de tiempo para disfrutarlo y degustarlo.
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