31 octubre 2007

MI CATORCE CUMPLEAÑOS

El despertador del ángel está sonando. En unos minutos oiré "tito juan" y me pondré contento. Acabo de llegar de trabajar, vuelta al turno de noche y mientras venía en el coche he recordado, no sé si fruto de la somnolencia, un momento de mi adolescencia.
Estaba en 8º de EGB, se acercaba el final del curso. En aquel año se había puesto de moda entre los de mi clase hacerse los mayores haciendo fiestas de cumpleaños a las que se invitaba a lo más granado del colegio y el barrio. Evidentemente, a mi no me invitaban, de todos es sabida mi manida etapa de obesidad infantil, algo que te resta muchos puntos en lo que a popularidad se refiere. Me moría por asistir a uno de esos eventos sociales, en los que las niñas lucían sus primeras barras de labios y los chicos sus incipientes barbas y sus tupés perfectamente construídos a golpe de gomina y secador. Aún no se había estrenado en España Sensación de Vivir pero aquello era de lo más parecido, en un entorno mucho más cutre y castizo, por supuesto.
A mi lado en clase se sentaba Belén que cumplía los años justo una semana después que yo. Ella era muy popular, muy mona y muy desarrollada para su edad y me tenía una gran simpatía, supongo que fomentada porque los dos pertenecíamos a un grupo de boy scouts. El caso es que vi mi oportunidad de hacer mi incursión en ese mundo, que en ese momento me parecía tan atractivo, y le propuse celebrar nuestros cumpleaños juntos. Ella respondió afirmativamente, lo de compartir gastos era algo que no se podía rechazar fácilmente. El día llegó, yo invité a mis cuatro amigos frikis, que fueron los únicos que me regalaron algo, aunque qué importaba eso si el objetivo era que a partir de ese momento mi nombre formase parte de las listas de invitados de los futuros saraos colegiales. Y así fue, desde ese día fui llamado para participar en dos fiestas más, seguían sin tomarme muy en serio, pero qué importaba, ahí estaba yo entrando en la adolescencia de verdad, probando mis primeros sorbos de alcohol e intuyendo la sexualidad. Como tengo la suerte del mediocre, después de mi cumpleaños ya no hubo muchos más y tras el verano llegó el instituto y todo era distinto, personas nuevas, retos nuevos y tácticas nuevas para alcanzar el necesario reconocimiento social.
Es curioso, pero hasta este momento, no he sentido que mi objetivo de los 13 años se haya cumplido.
El ángel se mete en la ducha y me pregunta si estoy escribiendo un libro, llega tarde a clase...

5 Comments:

Blogger Pau said...

Mira qué casualidad, llevábamos el mismo tiempo casi sin actualizar y el mismo día lo hemos hecho ambos... curioso.

Anyway, me ha gustado la historia, me he sentido en parte identificado.

¿El ángel lee tu blog?

13:03  
Anonymous Anónimo said...

mi cruz del colegio fueron las gafas, aunque por suerte era reversible y en el instituto deje de usarlas.

Pero también recuerdo mi afán de ser aceptado por los "guays"

Te seguiré leyendo con cuentagotas...

1 saludo

13:46  
Anonymous Anónimo said...

Tampoco nunca he cumplido yo ese objetivo, aunque francamente he llegado a punto de que me importe un comino. Quien me conozca que me compre y quien no se pierde mi nombre en su lista de invitados, que de seguro le daría un caché excelente a sus, por otro lado, monocromas fiestas :D

Besos, guapo. Me ha encantado tu actualización.

14:58  
Blogger Ysbrand said...

El reconocimiento social es algo por lo que merezca la pena algún esfuerzo personal? Oh, que pereza.

La adolescencia es una etapa espantosa. Menos mal que hoy en dia puedes parecer adolescente rondando los cuarenta, y encima sin acné ni gorduras hormonales...

11:10  
Anonymous Anónimo said...

Felicidades.
Es sabido que la gente feliz escribe poco. Tienen cosas mejores que hacer...Suerte

19:22  

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