OPERACIÓN CONTRA-PESO

Ayer salí a pasear con mi amiga Isa por la tarde, parece que las neurorisis de estos tiempos atrás están pasando y que la cosa está más relajada. Cuando volvíamos a casa, después de habernos tomado un frapuccino del Starbucks que sabía a gloría, no se me ocurrió nada mejor que pesarme. Yo siempre realizo esta acción en la misma báscula de la misma farmacia, con ropa similar y en ayunas. Bueno, ayer lo hice por la tarde, esto no es excusa, y los ojos se me salieron de las órbitas cuando vi el ticket: 72.60 kg. Salí echando pestes por la boca de la farmacia, con las risillas de Isa de fondo, diciendo irracionalmente: "no puede ser, esto no puede ser".

Hacía por lo menos 7 años que no pesaba eso. Mi media está en 70 kg y cuando supero esta barrera me pongo a temblar como un polluelo mojado. La sombra de la gordura vuela por mi cabeza desde pequeño. Con 18 años pesaba 90 kg y la idea de volver a aquellos años de inseguridad me pone los pelos como escarpias.

Así que ayer mismo comencé la Operación Contrapeso que consiste en eliminar los hidratos de carbono lo máximo posible, cenar muy muy poco y lanzarme al gimnasio de cabeza a hacer ejercicios aérobicos como los locos. Como dijo una vez mi hermana Alicia, "en mi familia somos de piel blanda y músculo relajao". Qué gran frase y qué gran verdad, contra la genética no se puede luchar pero contra esa grasa que cada vez se acumula en sitios más raros sí. No es que quiera el cuerpo de Brad Pitt (que si lo quiero) sino que la ropa me caiga como dios manda sin que la barriga sobresalga del resto de mi cuerpo.

Una vez tuve que depilarme todo el cuerpo por motivos que no vienen a cuento aunque no eran estéticos, no puedo con los metrosexuales, me parecen unos mamarrachos. Y uno de mis amantes ante aquella visión me dijo que parecía una de las Tres Gracias. Y yo me pregunto ¿el hijo de puta nace o se hace? ¿será por frases como éstas por las que sentimos esa presión ante la báscula? o ¿todo depende de la seguridad que uno tenga en sí mismo?. Sea como sea, yo por si acaso hoy voy a comer menos que Kate Moss después de meterse una ralla, que para presumir hay que sufrir.