MAGGIE, LA GATA

Maggie, la Gata es una luchadora, capaz de cualquier cosa por conseguir lo que quiere. Su sangre es caliente aunque sus ojos violetas son fríos. Es impaciente y nunca se da por vencida, buscará mil formas de alcanzar su objetivo y, aunque con cada una de ellas se estrelle contra un muro, Maggie, la Gata seguirá adelante.

Maggie, la Gata es felina, como su propio nombre indica. Sinuosa, bella, dulce, ronroneante y a la vez agresiva, saca las uñas y arquea la espalda cada vez que alguien se interpone en su camino. Es una gata callejera de pasado humilde en busca constante de un techo confortable. Su sexualidad es desbordante y puede usarla a su antojo como medio o como fin, sin tapujos, para engatusar a su enfermo suegro o acercarse a su marido tentando a su mejor amigo.

Maggie, la Gata quiere tener hijos aunque no soporta a los pequeños cuellicortos, pero sabe que son un billete para alcanzar su lugar en el mundo, para no ser una desheredada. Por ello pone entre las cuerdas constantemente a su bello marido más preocupado por la botella de whisky y por no asumir su ambigua identidad que por los efluvios sexuales de su esposa.

Maggie, la Gata es tierna y mientras seas de verdad y no la humilles con hipocresía, acariciará con sus enormes ojos violetas tu mirada, si no sacará las uñas porque si hay algo que Maggie, la Gata no soporta es la mentira, sobre todo cuando a ella no le conviene.

Por cierto, en este momento, yo soy Maggie, la Gata.